Un Atlas Cultural da cuenta del estado de situación de lo que llamamos, precisamente, cultura, que más allá de las decenas de teorías que la definen, se puede revelar en el patrimonio y en las llamadas industrias culturales. El compendio ofrece, región por región, valiosos indicadores para la divulgación y la toma de decisiones de políticas públicas e iniciativas privadas, y para la vida cotidiana.
En el Atlas nacional presentado el miércoles en Tucumán por Julio Villarino, representante del Sistema de Información Cultural de la Argentina (Sinca), se lee un dato por sí valioso: en 2013 el gasto público nacional en cultura fue de $ 3.000 millones, lo que representa el 0,52% del presupuesto global, una cifra alta si se la compara con la registrada en 2002, cuando fue del 0,38%. Según un informe posterior del Sinca (con los datos finales de 2013), el gasto per cápita realizado por los organismos gestores de política cultural provinciales y la Secretaría de Cultura de la Nación alcanza los $ 66 por habitante. Si a esta cifra se le añade el aporte de los organismos descentralizados de cultura, el aporte per cápita asciende a $ 82. Finalmente, si se consideran los programas culturales de organismos no estrictamente culturales, el monto por habitante llega a $ 124.
Villarino participó en una de las actividades del Mercado Cultural, donde conversó con LA GACETA.
- Cuando hablan de industria cultural, ¿a qué se refieren?
- Sólo y estrictamente a las tradicionales, a las que se crearon en el cine y televisión, la música y las editoriales. Esto no quiere decir que, por una política inclusiva, en los Pre Mica se invite a otras áreas como las artes escénicas, por ejemplo. Pero reitero: decimos industria cultural y nos referimos a las tradicionales.
- ¿Leen qué sucede con el cine nacional, tan elogiado pero tan poco visto en el país?
- Entendemos que hay una creciente producción que no se traduce en espectadores; eso es cierto. Y el tema está en análisis. Cuando Argentina hace películas infantiles en 3D concentra mucho interés y público. Llegamos a la conclusión de que es cuestión de género y que no tiene que ver con el hecho de que un filme sea extranjero o nacional.
- ¿Qué es lo que más consume el argentino?
- Televisión y radio. Las nuevas tecnologías tuvieron un crecimiento, pero no compiten con la televisión y radio. Y eso es así en todas las clases sociales y edades; es un dato homogéneo para todo el país.
- ¿Tanto en la capital como en el interior?
- Exactamente; el dato se repite, no se modifica. Por supuesto que en las clases más altas el acceso a Internet es mayor, pero el dato global no se modifica.
-¿El 0,52% del presupuesto es mucho o poco?
- Mucho más que el de 2002, pero insuficiente aún. Nunca pudimos encontrar aquella recomendación de la Unesco de la que tanto se habla acerca del 1%. Pero te recuerdo que esto es del Estado nacional, a lo que hay que agregar lo que destinan las provincias, porque todo suma. Una caracterización general indica que existe una leve tendencia ascendente y una jerarquización de las áreas de cultura.
- ¿Qué otros fenómenos observás en este atlas?
- Hay una explosión de festivales populares, de toda clase de música, como nunca antes hubo. Esto genera una gran dinámica y un movimiento de artistas. Y el folclore es la música que más se escucha, un dato que resulta extraño.
- ¿Te sorprende?
- Sí, claro que sí, en segundo lugar está lo que vendría a ser esa música romántica, latina… Además, lo que advertimos es que el formato físico de la música ha perdido importancia, y hay un resurgimiento de la música en vivo desde 2006 en adelante con muchos espectadores.